Semanas después de haber vivido por primera vez la experiencia “Enigma” escribimos esta valoración con cariño y respeto ante un restaurante tan impactante y con tanta profundidad.
Se trata de uno de los 6 locales pertenecientes al grupo “El Barri”, creado por Albert Adriá, que junto con su hermano Ferrán fueron los artífices del que fuese el mejor restaurante del mundo durante varios años, rompiendo con todas las reglas existentes de la gastronomía y llevando el estilo molecular y la cocina emocional a un nivel nunca antes alcanzado. Hablamos de El Bulli.
En Enigma, Albert Adriá desarrolla su cocina más conceptual, centrada en el sabor y en el producto, pero sin dejar de lado una técnica portentosa y una experiencia de 10.
Todo comienza en la entrada, donde es necesario que introduzcas un código que te han mandado previamente. Con él, se abren las puertas de Enigma. Dentro, vas avanzando a través de distintos espacios de forma relajada y muy bien organizada, en una experiencia de más de 4 horas y un total de 41 pases.
Los primeros aperitivos se basan en distintas elaboraciones a base de pistacho y mandarina verde.
A continuación, una de las mejores partes del menú centrada en el mar. Productos de lujo ensalzados al máximo y preparados ante el comensal: king crab, caviar, angulas y un foie convertido en marino tras cubrirlo en una sal macerada con anchoas durante días.
Tras salir ya casi flotando de la parte previa y saludar a los cocineros en el pase por la cocina, te introducen en el comedor central (decorado también de forma neutra y transmitiendo serenidad y misterio).
Se inicia con la caza (“pastilla” y tartar de paloma torcaz) y se continúa con el “Bogavante curado” cubierto con grasa de buey durante 24h y cocinado a la parrilla. Espectacular, con un producto de 10.
Posteriormente, el “Bisque de marisco con huevas de bogavante y croissant crujiente”: combinación excelsa y con sabor inmejorable. Le sigue la “Sopa de cocido” reinterpretada con aleta de marrajo.
Como eje principal, una cocina de producto (cambiante en función de temporada) elevada a la máxima potencia. Asimismo, sala y servicio elegantes, cuidados y misteriosos (tal y como el nombre del restaurante propone) y donde en toda la sección principal del menú, primero pruebas y después te explican de qué se trata. De esta forma, incitan al juego de “adivinar”, que no siempre es evidente. Lo complejo se presenta sencillo.
Se sigue con distintas combinaciones que solo suman y se superan cada vez más a lo largo del menú. Por ejemplo con el pase de los aromas del vino y la trufa (servida en copa simplemente para disfrutar del olor, junto a una lasca de brioche con trufa laminada): excelente.
El siguiente espacio es “La plancha”, donde destaca la “Yuba (nata) de leche de soja con queso stracciatella y edamame a la brasa acabada con la trufa previamente olida”, sin olvidarnos del “Chawanmushi de erizo” o la carne de “Wagyu”.
De vuelta a la sala, destacan las “Tres leches” (Leche de soja, leche de coco y leche de tigre) en estilo ceviche o el “Dango de boquerones y Kalix”, antes de llegar a los postres, que siguieron manteniendo el equilibrio y la fuerza del menú.
En total, un servicio compuesto por 40 camareros y cocineros ante 20 comensales: cifras espectaculares.
En cuanto a precios, el menú cuesta 220€ por persona, y el maridaje (con grandes joyas que acompañaban a la perfección, incluidos Sakes, Rieslings, espumosos y olorosos) por 105€ extra.
En cuanto a los postres, el de “Caqui, Raifort y Calabaza” fue el que más nos atrajo.
Y la sorpresa final nos pareció espectacular: un cambio de tercio brutal, al acompañarte a través de una puerta trasera de la cocina al último espacio de este magnífico menú: un “Cóctel bar” en el que te sirven los petit fours junto con varios mini-cócteles.
En conjunto, experiencia inigualable : desde la entrada utilizando un código hasta la salida por un bar clandestino, y consiguiendo hacernos sentir especiales en cada minuto. Para nosotros, un 3 Estrellas Michelín de manual e incomprensible cómo solo cuenta con un macarrón.
Sin duda, una de las mejores comidas que hemos experimentado, junto a “El Celler de Can Roca”, “Quique Dacosta” o “Martín Berasategui”. Sitios que te ofrecen experiencias completas, platos para el recuerdo y una sensación de haber vivido algo único.
PUNTUACIÓN: 10,00
- Restaurante: Enigma
- Dirección: Carrer de Sepúlveda, 38-40, 08015 Barcelona