Segunda visita que hacemos a este restaurante (link a la primera crítica) que se incorporó hace unos meses a la zona del Retiro, ampliando la oferta gastronómica de uno de los distritos con más opciones en la capital. Se trata del tercer espacio de los hermanos Aparicio, tras “Cachivache” y “La Raquetista”.
El chef Javier Aparicio ofrece una propuesta con claras raíces madrileñas, aunque con inspiraciones viajeras de fusión mediterránea, lo que se traduce en una combinación curiosa aunque con resultados variables.

Comenzamos con algunos de sus aperitivos clásicos: “Croqueta de centolla” y su hit de “Gallinejas en taco”.
Continuamos con una rica “Pipirrana de atún rojo y cogollo”, tartar servido en la lechuga como si de un taco se tratase. Muy buen producto las “Alcachofas, pesto genovés y anchoa cantábrica”. Y estupendo fuera de carta, probablemente el mejor plato de la comida: “Combinación de 3 setas con huevo”.

Los principales bajaron varios enteros, con salsas desmedidas, sabores que se comían el producto principal y una carne -servida con patatas chips- en la que echamos muy en falta el toque de fuego y brasa.
Los postres volvieron a elevar el nivel -resultado de las grandes dotes pasteleras del chef, que hace unos años ejerció como maestro pastelero en el ya desaparecido “La Broche”-: “Torrija de berenjena”, atrevida y original; o la “Quesada de Torta del Casar”, muy buena.

Servicio agradable y sala cuidada (muy original los ventanales conectando zona de barra y comedores).
En suma, correcto restaurante con carta que, aún con altibajos, resulta atractiva. Eso sí, desde nuestro punto de vista ganan más los entrantes y los postres que los principales, por lo que lo recomendaríamos más para tapear en su barra que para comer en el salón.

- Restaurante: Salino
- Dirección: Calle Menorca, 4, 28009 Madrid