Restaurante vasco ubicado en el Barrio de Salamanca y en el que se respira clase y elegancia nada más entrar.
Abierto por Pedro Muñagorri en el año 2011, ofrecen una cocina de mercado, tal y como enuncian en su web: “con aquello que nos gustaría comer como clientes”.

Y efectivamente podemos corroborar que así es. En esta ocasión decidimos probar su barra y su carta de pinchos y raciones algo más desenfadadas.
El espacio es tranquilo, con unas pocas mesas altas y una barra de madera.

En cuanto a la comida, suave la “Ensaladilla de txangurro con huevas de trucha” (aunque el sabor del producto se echaba en falta), buenísimas las “Rabas de pulpito gallego con patatas al mortero, mojo rojo y ajada”, original el “Bocatín de ternera guisada con Idiazabal y piparras” e impresionante la “Tarta dispersa de limón”.

En suma, espléndida barra en la que tapear, con propuestas atractivas que invitan a volver, y un servicio de sala implicado y muy profesional. Excelentes asimismo sus referencias de vinos y vermuts.
