Este colorido local en los bajos del Axel Hotel en la calle Atocha sorprende a su entrada con distintos carteles evocando canciones ochenteras. La emoción prosigue al ver la divertida carta (emulando antiguos vinilos, grupos de música y tipología de la Movida). Pero hasta aquí llega la sorpresa…

En cuanto a la comida, aparte de sacarla en una curiosa vajilla acorde con la comida que pidas (plato con forma de aguacate para el tartar, un gran pez para el ceviche, etc.), para nosotros no consigue tener demasiada originalidad ni estar a la altura de lo esperado.

Cuentan con un menú degustación por 34€ que no nos sedujo en exceso. Por tanto, elegimos algunos platos como la “Yema de espárrago trufada” (presentación sosa sin sabor destacable), “Croqueta de pollo y jamón”, “Ceviche de corvina” (este sí, rico y muy bueno el toque de papaya) o el “Saam de pollo con curry y cacahuete” (nada especial).

En cuanto a la sala, a medio llenar un sábado noche, cuenta con una cómoda barra (desde la que puedes ver como los cocineros preparan los platos) y algunas mesas. Buen servicio por parte de los camareros.

En conclusión, la apuesta en Madrid del Grupo Iglesias (famoso por varios locales de moda en Barcelona), creemos que se ha quedado a medias y que, a pesar de su formato novedoso y precios asequibles, falla en la esencia.
