Borja Gracia, apasionado de la cultura y gastronomía japonesa, ha conseguido implantar en Madrid tres conceptos completamente originales y novedosos relacionados con el país nipón: una taberna al estilo izakaya (Hattori Hanzo), una heladería-Pasteleria (Panda Patisserie) y 47 Ronin.

Es en este último donde desarrolla su cocina más sofisticada y emocional, ayudándose de técnicas de alta cocina, productos de categoría y emplatados cuidados que te transportarán visualmente al lejano oriente.

Ademas, la apuesta de este elegante restaurante es arriesgada ya que no incluye ni sushi, ni sashimis, ni tempuras. Entre sus platos -cambiantes en función de temporada-, destacan buenos aperitivos como la “Corneta de atún rojo y sésamo tostado” o el “Taco cristalino de obulato relleno de costillar de cerdo guisado” y, entre los principales, magnífica la “Vieira, curada en alga kombu, con salsa holandesa y huevas de abadejo”. Postres excelentes.

A pesar de tener carta, recomendamos probar su cocina en el formato de menú degustación. Además, en los últimos meses ha incorporado un curioso maridaje de tés. Por otra parte, el servicio es muy atento y profesional.

En definitiva, nos encontramos ante un restaurante con una cocina paisajista y creativa, de sabores sorprendentes y ambiente sofisticado. Muy recomendable para ocasiones especiales.
