Considerado como uno de los mejores restaurantes de cocina china de la capital, además de ser pionero en introducirla en un marco de lujo (en el Hotel Villa Magna), ofrece un servicio exclusivo, una cocina de calidad -a precios elevados, eso sí- y unos salones que te transportarán al lejano oriente.
Como platos característicos cuentan con un magnífico “Pato laqueado” (trinchado y preparado en crepes frente al comensal) y unos dim-sums gourmet que rellenan con foie, txangurro, boletus o trufa (curiosa aproximación al mundo occidental).
En nuestro caso elegimos probar un menú degustación (Shangaien), aunque incluyendo el famoso pato (en total, 49€/ persona).
El menú se inicia con una “Sopa de setas y pollo” (rica) y unos “Dumplings de cangrejo” (buenísimos, para nosotros el plato más delicado). Continuamos con una “Dorada con salsa agridulce” (buen pescado pero combinación algo tosca), “Pollo Kon Pao” y “Arroz salteado al estilo Shangai” (correctos).
De postre, “Rollito de chocolate con plátano” (buen helado y rollitos crujientes, buena textura).
En resumen, buen restaurante de cocina china con buen producto, aunque si tenemos que quedarnos con un representante de esta cocina, preferimos El Bund y su maravillosa terraza.
