LA PALOMA | Espacio clásico con cocina sofisticada

En plena calle Jorge Juan, junto a la vorágine de nuevos restaurantes de grupos empresariales cuyas cartas parecen en ocasiones “copias” unas de otras, nos encontramos un local que mantiene una cocina clásica pura basada en un buen producto, servicio excelente y un entorno cálido y elegante en el que, lejos de las modas, experimentarás sin duda un viaje en el tiempo.

La Paloma” cumplió hace poco sus 25 años en activo, con Segundo Alonso al frente de los fogones y Mariano Ávila como jefe de sala. Ambos profesionales se conocieron en el ya cerrado “El Amparo”, donde decidieron iniciar un proyecto en solitario que llegó incluso a obtener una estrella Michelín.

En la actualidad, mantienen un espacio muy clásico aunque con encanto, y donde impera un servicio formal aunque al mismo tiempo cercano y acogedor.

Restaurante La Paloma

En cuanto a la comida, han hecho un esfuerzo por intentar llegar a un público más joven o interesado en probar más platos a través de un estupendo menú degustación, a un precio de 55€, que se compone de 4 aperitivos, 2 entrantes, 1 pescado, 1 casquería, 1 caza y 2 postres. Magnífica forma de conocer su cocina, con toques vascos y afrancesados, y centrada en la caza, la casquería y las setas.

En esta ocasión comenzamos con unas “Croquetas de caldo de cocido”, un “Carpaccio de foie” y un “Rollito crujiente de langostino con salsa de soja y mantequilla” (buenos sabores y excelente producto en todos ellos).

Continuamos con una “Vieira gratinada con muselina de verduras” (muy rica) y con uno de sus platos icónicos: el “Erizo de mar gratinado con huevo de codorniz” (¡imprescindible!).

Restaurante La Paloma

Seguimos con unas “Setas con jamón y huevo” y un “Ravioli de colitas de cigala” (magníficos ambos).

Como principales, un “Atún rojo con compota de tomate”, “Molleja” (muy fina y delicada) y la “Perdiz escabechada envuelta en berenjena”.

Restaurante La Paloma

Y como postre; “Fresas, chocolate y crema”: suavidad y broche de oro a la cena.

Su tipo de cocina y ambiente de sala nos recuerda a Carlos Oyarbide o a los famosos Horcher o Zalacaín. Sitios con solera, con cocina clásica y sofisticada, de los que quedan ya pocos en Madrid.


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