Este modesto restaurante italiano ubicado junto al Retiro fue cogiendo fama hace ya bastantes años gracias al buen hacer de su mediático chef: Andrea Tumbarello.
A pesar de mantener el local con un aire de típica trattoria de toda la vida, la originalidad de sus platos destaca y le hace merecedor de los dos soles Repsol con los que cuenta. Entre su extensa carta probamos un Antipasti (excelente “Burrata con trufa negra” que se deshacía); una de las Sugerencias, caprichos y novedades de Andrea (“Tagliatelle con láminas de trufa negra, cava, mantequilla, puerro y parmesano”: cuyo aromático olor y untuosidad le sitúan, sin duda, como el “Rey de la trufa”); una de las Especialidades de la casa (“Láminas de pasta con ricotta, espinacas y queso scamorza” con un suave relleno) y un Postre (“Panacotta”: sencillo pero perfectamente elaborado). La carta también cuenta con carnes y pizzas.
Único punto que vemos como mejora es la decoración (televisiones y fotos de Andrea con distintas personalidades restan encanto al local) y una sala, a nuestro parecer, demasiado abigarrada.
Sin embargo, la creatividad de su carta y las ganas de agradar de los camareros no solo invitan a volver, también le posicionan como uno de los mejores italianos de Madrid.