Restaurante que se ha hecho famoso por su cocina de raíces andaluzas y espíritu de mercado. Sus mesas están llenas a diario, e incluso ha extendido el pequeño imperio de “Pepa” abriendo “El Qüenco”, “La Chamartina” y una tienda/colmado donde vende sus productos.
En nuestra visita probamos el “Tomate con flor de sal y aceite picual” (de buena calidad y tamaño impresionante), la especialidad de la casa: el “Arroz cremoso con Gurumelos y Foie” (demasiado dulzón y empalagoso para nuestro gusto), el “Pulpo gallego con crema de patata y ajada” (bueno), los “Chocos fritos a la andaluza” (con poco sabor) y el “Gallo San Pedro en filetitos rebozado” (emplatado junto a las rabas como si se tratase de un plato combinado…). De postre probamos el “Requesón con nata y miel” (bastante rico).
La sala, que desde el exterior se ve poco atractiva, cuenta con varios espacios. Se trata de un restaurante de moda que distintos personajes del mundo televisivo y la política suelen frecuentar.
En conclusión, platos sin estética y poco destacables en cuanto a sabor -a pesar de habernos dejado recomendar por la maitre- que no justifican, desde nuestro punto de vista, la fama del restaurante.